El viernes 3 de febrero, un tren de mercancías de Norfolk Southern Railway descarriló en East Palestine, Ohio. Como consecuencia del descarrilamiento, 38 vagones descarrilaron y se declaró un incendio que dañó otros 12 vagones. El tren transportaba un total de 20 vehículos con materiales peligrosos, 11 de los cuales descarrilaron, con cinco vagones que contenían cloruro de vinilo altamente inflamable y cancerígeno.
Las personas que vivían en un radio de 3 kilómetros del accidente fueron evacuadas de sus casas, pero el olor de los productos químicos se sintió hasta 25 kilómetros de distancia. Pocos días después del accidente comenzó la quema controlada de los materiales peligrosos. Esto se hizo para evitar una posible explosión, que habría tenido consecuencias mucho peores. Sin embargo, este método de eliminación de sustancias químicas creó una nube de fosgeno y cloruro de hidrógeno sobre la región, lo que suscitó preocupación por los efectos a largo plazo sobre la población local.
Estaba previsto que representantes de Norfolk Southern acudieran a la reunión para explicar lo sucedido y cómo podían reparar los daños, pero finalmente no asistieron, según informó la empresa en un comunicado: "Desgraciadamente, tras consultar con los líderes de la comunidad, estamos cada vez más preocupados por la creciente amenaza física para nuestros empleados y los miembros de la comunidad asociada a este suceso, debido a la probabilidad cada vez mayor de que intervengan entidades externas".
Por ello, los residentes aún viven con el temor de que el vertido de cloruro de vinilo pueda tener efectos sanitarios a largo plazo, pero las autoridades les aseguran que su salud no corre peligro. Los residentes de la zona empezaron a preocuparse cuando se produjeron varios casos de muertes repentinas de animales en los días posteriores al vertido y a la quema controlada de los productos químicos. Aunque el gobernador de Ohio, Mike DeWine, dijo que la contaminación no suponía una amenaza grave para las personas que dependen del río para beber agua, él y varios funcionarios de salud y medio ambiente de Ohio advirtieron que los residentes que utilizan pozos privados cerca del descarrilamiento sólo deben usar agua embotellada. El director del Departamento de Salud de Ohio advirtió de que los compuestos derramados pueden provocar dolores de cabeza e irritación de ojos y nariz, pero que las mediciones de las muestras tomadas en pozos municipales por la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. (EPA) no indicaban que los residentes corrieran riesgos.
La investigación sobre la causa del accidente está en curso. Los investigadores de la NTSB han identificado y examinado el vagón que provocó el descarrilamiento. El vídeo de vigilancia de una residencia mostró que parecía tratarse de un cojinete de rueda en las últimas fases de fallo por sobrecalentamiento, que se produjo momentos antes del descarrilamiento. Las imágenes de vídeo mostradas por el programa de noticias estadounidense Rush Hour muestran el incendio de uno de los ejes del convoy a 32 kilómetros del lugar del accidente.
La seguridad de estos grandes trenes de mercancías también ha sido objeto de debate en el Senado estadounidense. Los senadores Marco Rubio y J.D. Vance, junto con Buttigieg, advirtieron de que "no es descabellado preguntarse si una tripulación de dos ferroviarios más un becario puede vigilar eficazmente 150 vagones".
