La semana pasada, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una medida para evitar la primera huelga nacional de trabajadores ferroviarios en 30 años. Biden advirtió del impacto catastrófico del paro ferroviario, que podría comenzar ya el 9 de diciembre y, según algunas estimaciones, podría costar a la economía estadounidense unos 2.000 millones de dólares al día. En última instancia, una huelga ferroviaria podría congelar casi el 30% de los envíos de carga de EE.UU. por peso, avivar una inflación que ya aumenta rápidamente y causar pérdidas generalizadas de puestos de trabajo. Las empresas ferroviarias podrían dejar de enviar materiales críticos como combustible, productos farmacéuticos o productos químicos para limpiar el agua potable. También interrumpiría el servicio ferroviario de cercanías de hasta siete millones de pasajeros al día.
El Senado estadounidense aprobó el jueves por abrumadora mayoría la ley, que impone un acuerdo contractual a una docena de sindicatos que representan a los trabajadores ferroviarios. La votación del Senado se llevó a cabo siguiendo un calendario acelerado, y los legisladores acordaron votar sobre el asunto tres veces seguidas: una sobre el proyecto de ley y dos sobre las enmiendas propuestas. La medida se aprobó al día siguiente de que lo hiciera la Cámara de Representantes.
"Apreciamos y apoyamos la petición del Presidente Biden de una rápida actuación del Congreso para poner fin a la amenaza de un cierre del ferrocarril de mercancías. Un cierre afectaría al servicio de Amtrak en todo el país, e imploramos al Congreso que actúe mucho antes de la fecha límite del 9 de diciembre para minimizar las repercusiones en el servicio de Amtrak", comentó Stephen Gardner, Consejero Delegado de la compañía nacional de ferrocarriles de pasajeros estadounidense Amtrak.
El proyecto de ley aprobado aplicará acuerdos prenegociados con los sindicatos de ferroviarios que incluyen un aumento salarial del 24% y primas de 5.000 dólares repartidas en una serie de pagos anuales. También se exigirá a los empleados que paguen una mayor parte del coste del seguro médico, pero las primas se limitarán al 15%.
El senador Bernie Sanders se opuso a la propuesta por la vía rápida y quiso que se votara nominalmente una enmienda que garantizaría siete días de baja por enfermedad remunerados a los trabajadores ferroviarios. Las bajas por enfermedad remuneradas se convirtieron en un tema polémico durante las negociaciones anteriores, en las que los sindicatos argumentaban que las rentables compañías ferroviarias podían permitírselas con un impacto mínimo.
"El Senado ha actuado con liderazgo y urgencia con la votación de hoy para evitar un paro ferroviario económicamente devastador", dijo Ian Jefferies, Presidente y CEO de la Asociación de Ferrocarriles Americanos (AAR). "Al concluir este largo y difícil proceso, ninguna de las partes ha conseguido todo lo que pretendía. El producto de estos acuerdos es un compromiso por naturaleza, pero el resultado es una ganancia sustancial para los empleados ferroviarios. En términos más generales, todas las partes interesadas del ferrocarril y la economía en general tienen ahora certeza sobre el camino a seguir."
