Brightline West ha iniciado la construcción del primer sistema ferroviario de alta velocidad de Estados Unidos, que conectará Las Vegas con el sur de California. Este acontecimiento marca un hito importante en el transporte estadounidense.
El sistema ferroviario de 218 millas discurrirá por la mediana de la interestatal 15, sin pasos a nivel y a velocidades de hasta 200 millas por hora. Alabado por su potencial para reducir significativamente los tiempos de viaje y las emisiones, se espera que el proyecto cambie las reglas del juego para los casi 50 millones de viajes que se realizan anualmente entre estos bulliciosos centros.
Financiado con una asignación de 3.000 millones de dólares de la Ley Bipartidista de Infraestructuras del Presidente Biden y complementado con 3.500 millones de dólares en bonos de actividad privada del Departamento de Transporte de EE.UU., el proyecto pone de relieve una importante colaboración público-privada para mejorar las infraestructuras del país. La iniciativa no sólo promete agilizar la conectividad, sino que también pretende impulsar la economía a través de sus amplios esfuerzos de creación de empleo y conservación del medio ambiente.
Se espera que Brightline West revolucione los viajes interurbanos en EE.UU. ofreciendo una alternativa rápida y ecológica a los desplazamientos por carretera. Con estaciones estratégicamente situadas cerca de las principales atracciones y nudos de transporte, el servicio mejorará el acceso a destinos clave y se espera que beneficie notablemente al sector turístico.
El proyecto también se ajusta a los objetivos de Nevada y California en materia de cambio climático, con planes para reducir más de 400.000 toneladas anuales de emisiones de CO2, y refleja esfuerzos más amplios para adoptar modos de transporte más limpios y sostenibles en todo el país. Cuando esté terminada, la línea ferroviaria de alta velocidad será una piedra angular de la moderna infraestructura estadounidense y allanará el camino para futuros proyectos en otras regiones.
