Esta primavera entra en vigor el Protocolo Ferroviario de Luxemburgo, un acuerdo internacional destinado a facilitar la financiación del material rodante ferroviario mediante el establecimiento de un régimen jurídico mundial para el reconocimiento y la prioridad de las garantías reales de los acreedores. Estos intereses incluyen los de los arrendadores, los acreedores en virtud de préstamos garantizados y los vendedores en ventas condicionales en las que se retiene la titularidad hasta el pago íntegro.
El Protocolo establece un registro internacional de estos intereses, accesible al público y disponible 24 horas al día, 7 días a la semana, para aumentar la transparencia y la seguridad jurídica en la financiación de activos ferroviarios. Con el creciente énfasis mundial en cuestiones medioambientales y de sostenibilidad, el Protocolo es oportuno para promover el transporte ferroviario como una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que otros modos de transporte.
Comentando la importancia del Protocolo, un portavoz subrayó: "El Protocolo de Luxemburgo no sólo facilita una financiación más accesible y rentable del material rodante por parte del sector privado, sino que también permite a los gobiernos asignar más recursos al desarrollo de infraestructuras críticas."
El éxito del Protocolo aeronáutico, un acuerdo similar en el marco del Convenio relativo a garantías internacionales sobre elementos de equipo móvil, ha demostrado el potencial de estos sistemas para reducir significativamente el coste de la adquisición de material ferroviario. Se espera que el Protocolo de Luxemburgo aporte beneficios similares y abarque una amplia gama de equipos ferroviarios, desde trenes de alta velocidad hasta tranvías y locomotoras de mercancías.