Aunque el 80% de la red ferroviaria noruega está electrificada, la Dirección de Ferrocarriles de Noruega publicó un estudio de recomendación para una explotación ferroviaria sin combustibles fósiles en las líneas restantes. Los ferrocarriles sólo representan el 0,2% del 32% de la cuota de emisiones del total de gases de efecto invernadero en Noruega, aun así, representan un equivalente a 50.000 emisiones de CO2.
La Dirección de Ferrocarriles de Noruega(Jernbanedirektoratet) estudió individualmente las opciones de mantener el gasóleo, el gasóleo no fósil, el hidrógeno, el funcionamiento con baterías o la electrificación de la parte restante de la red ferroviaria noruega. A partir de ahí, se formularon recomendaciones para cada línea ferroviaria:
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Nordlandsbanen (Trondheim a Bodø)- electrificación parcial combinada con funcionamiento en batería con unos costes previstos de casi 570 millones de euros.
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Líneas de Røros (Hamar - Støren) y Solør (Kongsvinger - Elverum)- electrificación (marginalmente mejor que el hidrógeno) debido sobre todo a la conectividad con tramos de vía adyacentes como Kongsvinger y Dovrebanen. Los costes estimados superan los 750 millones de euros.
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Raumabanen (Åndalsnes - Dombås) - ninguna de las alternativas es viable, siendo el hidrógeno la que más se aproxima. Debido al escaso tráfico y a la parte marginal de las emisiones totales de la explotación en esta línea (que representa el 3% de las emisiones ferroviarias totales en Noruega), se considera aceptable continuar con el modo de explotación actual durante un tiempo hasta que surjan nuevas tecnologías.
Según las evaluaciones tradicionales de rentabilidad socioeconómica, ninguno de los conceptos es rentable. Sin embargo, implican al ferrocarril en los compromisos climáticos generales de la sociedad noruega, que tiene unas normas y expectativas muy estrictas de todas las partes de su economía.
