California lleva tiempo aplicando restricciones al transporte que conducen a las emisiones cero. La prohibición de vender turismos con motor de combustión a partir de 2035 se complementó con la exigencia de que el 50% de los camiones pesados sean eléctricos para ese mismo año. Ahora, le toca el turno al ferrocarril.
La CARB ha aprobado un Reglamento de Locomotoras en Uso que prohibirá la entrada en el Estado de locomotoras de más de 23 años en 2030. Además, las locomotoras de maniobras y de pasajeros construidas en 2030 o después tendrán que funcionar con configuraciones de cero emisiones mientras estén en California. Y lo mismo será válido para las locomotoras de mercancías de línea principal a partir de 2035.
Las expectativas de reducción del impacto ambiental de los ferrocarriles son altas. Se prevé que el Reglamento de Locomotoras en Uso contribuya a la mayor reducción de emisiones de óxido de nitrógeno para cumplir las normas de calidad del aire de California en el plazo de 2037.
Según la CARB, la reducción de óxidos de nitrógeno y partículas diésel supondrá un ahorro sanitario estimado en 32.000 millones de dólares, al evitar 3.200 muertes prematuras y 1.500 visitas a urgencias y hospitalizaciones. Según añade la CARB, se espera que el riesgo de cáncer por exposición a toxinas atmosféricas en un radio de una milla de las operaciones de las locomotoras se reduzca en un 90%.
Para aliviar la carga financiera de los operadores, existen programas de financiación, sobre todo para las empresas que tomen medidas tempranas o las que pretendan ir más allá de los requisitos de la normativa. Entre ellos se incluyen la financiación del estado de California, así como miles de millones en subvenciones y descuentos federales estadounidenses para reducir la contaminación atmosférica.
