El estudio, dirigido por el profesor Günter Emberger, del Instituto de Ciencias del Transporte, analizó los modos de transporte existentes, como caminar, junto a conceptos futuristas como los hiperloops y el transporte mediante drones. El equipo de investigación concluye que una combinación de movilidad activa (a pie y en bicicleta) y transporte público es la solución más prometedora.
El cambio climático impulsa el marco
Günter Emberger cree que nuestro comportamiento en materia de movilidad experimentará cambios fundamentales en las próximas décadas. Estos cambios vendrán impulsados o bien por los esfuerzos concertados para limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C, que se traducirán en medidas significativas ("cambio por diseño"), o bien por factores externos como fenómenos meteorológicos extremos, migraciones globales y convulsiones sociales y políticas que hagan imposible mantener el statu quo ("cambio por desastre").
Para cumplir sus objetivos climáticos, Austria debe reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte en torno a un 30% para 2030 en comparación con 2017. Además, el sector del transporte debe ser neutro para el clima en 2040.
Según la Ministra austriaca de Protección del Clima, Leonore Gewessler, lograr una movilidad respetuosa con el clima requiere un esfuerzo conjunto del Gobierno, las autoridades locales y los ciudadanos. Las decisiones políticas pueden hacer de la movilidad sostenible la opción preferida, asequible, cómoda y segura de la gente. Entre los signos positivos cabe citar el aumento de las ventas de bicicletas frente a las de coches en Austria y el creciente uso de vehículos eléctricos. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer en la senda de la movilidad sostenible.
Los medios de transporte más conocidos marcan el camino
Andreas Matthä, CEO de ÖBB, explica que Austria se encuentra en pleno renacimiento ferroviario, con la automatización, la digitalización y la inteligencia artificial abriendo nuevas perspectivas. El ferrocarril ya ha superado al automóvil en la ruta occidental, y se espera un éxito similar en la ruta meridional en los próximos años. Se están desarrollando centros de transporte multimodal para cubrir la última milla con el uso compartido de coches, bicicletas y scooters electrónicos u opciones de movilidad a la carta, creando una movilidad climáticamente neutra y preparada para el futuro para todos.
Los automóviles, independientemente de su sistema de propulsión, han recibido malas calificaciones debido a su elevado consumo de energía, uso del suelo y coste. Lo mismo ocurre con los aviones, y las tecnologías emergentes, como los drones y los hyperloops, reciben calificaciones aún más negativas.
Fuerza humana y transporte público
Desde esta perspectiva, el futuro sistema de movilidad debería consistir principalmente en una combinación de transporte masivo basado en el ferrocarril para distancias medias y largas y de desplazamientos a pie y en bicicleta para distancias cortas. Según Günter Emberger, esta combinación es la única manera de satisfacer las necesidades globales de movilidad de las personas de forma respetuosa con el clima, eficiente en el uso de los recursos y equitativa desde el punto de vista social. Argumenta que el éxito de los actuales sistemas de transporte aéreo y automovilístico se debe en gran medida a décadas de apoyo político que han trasladado sus costes externos a los ciudadanos. Sin embargo, ante la inminente catástrofe climática, este sistema contaminante y socialmente injusto ya no es sostenible.
Aunque es imposible y poco práctico predecir la movilidad dentro de 100 años, el equipo de investigación pretende demostrar que existen escenarios significativos y sostenibles. Es responsabilidad de los responsables políticos configurar proactivamente el futuro de la movilidad en colaboración con los ciudadanos, prever escenarios futuros positivos y aplicar las medidas adecuadas.
